27 de feb. de 2013

"LOS DEL 97", PERSONAJES CON VIDA PROPIA

Spiderman, viendo lo que le había sucedido aquel día en el laboratorio por culpa de una araña, decidió montar una tienda de productos químicos; había que echarlos en la  propia picadura y así impedían a las arañas salirse con la suya.
Al haberlo picado lo habían convertido en el héroe de toda la ciudad de Nueva York; pero, por otra parte, le habían arrebatado su vida como humano. Cada vez que le surgía un imprevisto, tenía que dejar lo que estuviera haciendo, debía poner el traje que ocultaba su identidad y debía ir al lugar de los hechos.
Ahora estaba totalmente decidido, él sería el único desgraciado que no había podido librarse de la picadura de una araña; sería altruista y ayudaría a los demás.
Después de tres meses, el éxito de la tienda era increíble: había vendido todos sus productos y la gente le agradecía su labor.
David Gesteira Estévez (4º B) (Elegida la mejor por el grupo
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Blancanieves y las 7 manzanas
Blancanieves no se podía creer su mala suerte ¡Con la crisis de Mundo Cuento tenía que trabajar y lo peor, trabajaba en una frutería, vendiendo manzanas!
La crisis se debía a que los niños ya no querían leer cuentos sobre princesas buenas y príncipes vagos que se pasaban el día comiendo perdices.
Ella necesitaba una solución. La ponían nerviosa las manzanas verdes, rojas y amarillas. Además los enanitos siempre le pedían que comprara para ellos, pero ella tenía miedo a envenenarse.
Y ahí encontró la solución.
Envenenaría una manzana y mataría a su madrastra, así, todo solucionado. Pero, cuando iba a ofrecérsela, llegó la policía de Mundo Cuento, y la detuvieron por intento de asesinato. Los enanitos la habían delatado.
Así Blancanieves acabó en una celda para siempre, por intentar cambiar  el final de su cuento.
Celia Pérez Martínez (4º B)  
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Casper, el cazafantasmas.
El pequeño Casper era un fantasma que se hizo rico haciendo cine cuando era joven. Su vida era perfecta, tenía todo lo que quería. Pero con el paso del tiempo la gente no veía sus películas y ya no era nada más que una vieja gloria.
Él no quería aceptar los hechos y seguía viviendo como antes, hasta que llegó el día en que se quedó sin nada. No sabía qué hacer, y la única salida que le quedaba era ponerse a trabajar.
Se puso a buscar en el periódico y encontró la profesión en la que él sería el mejor. ¿Quién mejor que un fantasma para ser cazafantasmas?
Su primer encargo era ir en busca de un fantasma que estaba atormentando a una pobre familia en las afueras de la ciudad. Llegó a la casa y se preparó para su primera cacería.
Buscó por toda la casa y, cuando se iba a rendir, encontró a una preciosa fantasma escondida. En cuanto la vio se enamoró perdidamente de ella por lo que, antes de cazarla, decidió dejar el trabajo y quedarse con ella asustando a la gente.
Jose Domínguez Vázquez (4º B)
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UNA CENICIENTA PROPIETARIA DE UNA TIENDA DE ZAPATOS

Cuando Cenicienta se casó con el príncipe creía que él sería un magnífico hombre, que siempre se preocuparía por lo que ella necesitase. Los primeros meses fue así, pero cuando ya llevaban un año casados, el príncipe dejó ver cómo era realmente. Se tiraba el día en el sofá, comiendo y bebiendo mientras veía la televisión. Después, acabó enganchándose a las tragaperras y a los casinos. Cenicienta se dio cuenta del gañán con el que se había casado, lo único que hacía era gastarse la herencia de sus padres.
Como tenían muchas deudas, Cenicienta decidió montar una zapatería; para ello pidió un préstamo y prohibió terminantemente al príncipe que saliera de casa si no era para hacer algo de provecho.
Poco a poco la gente del pueblo fue conociendo aquella zapatería. Se hizo muy famosa gracias a toda la variedad de zapatos que allí se vendían y gente de todo el mundo iba a aquel lugar a comprar. Para acabar de pagar el préstamo que había pedido al banco, sacó del armario sus zapatos de cristal, los que le había regalado el hada madrina, y los vendió por millones de euros.
Ahora rica, pagó todas las deudas del príncipe y se divorció de él.
Irene Gómez Rodríguez (4º B)
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- ¡Pepito Grillo miente! - dijo Pinocho.
-  Y ahora cinco minutos de publicidad.
Pinocho estaba harto de su vida. Todo el mundo mentía y él tenía que acusarlos a todos, ya que su trabajo era ser el poligrafista de Sálvame Cuento.  Se dedicaba a eso desde que su abuelo lo echara de casa por mentiroso.
Para cambiar de vida tenía que antes pensar un plan.
Decidió decirle la verdad a todo el mundo aunque eso supusiera que se le fuera a caer la nariz.
- ¡Ya estamos aquí otra vez! Ahora la pregunta más importante de la noche. – avisó el presentador.
-  ¿Pepito Grillo, alguna vez intentaste matar al abuelo de Pinocho?
-  No, - se escuchó la voz de Pinocho - yo fui el que mató al abuelo, estaba harto de que esta nariz que él me había puesto siempre me delatara y en mi trabajo no puedo mentir.
-   Pinocho, estás despedido.
Yurena De Oliveira Puime (4º B)
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Era un día normal. Uno de esos días en los que te levantas y sabes que tienes que ir a trabajar, pero a la Bella Durmiente se le volvieron a pegar las sábanas. 

-¡LAS 12!- Gritó al ver el despertador. 

Llegaba tarde a trabajar y aún por encima tenía ojeras. Ya estaba mentalizada por la bronca que le iba a echar su jefe, nada más y nada menos que el director de “Empresas colchones lo Mónaco”. 
Se levantó, se vistió, un poco de colirio en los ojos y ya estaba lista para ir a trabajar. Al llegar al trabajo el jefe le pidió explicaciones, pero no fue muy duro con ella, ya estaba informado de que padecía somnolencia. 
Solo tenía que hacer un par de tomas, para el nuevo anuncio de “Colchones lo Mónaco”, y ya se podría ir para casa a dormir… Eso era lo que más le gustaba, ¡dormir! Maquillaje, luces, cámara… esas palabras sonaban por todos lados. Bella estaba saturada porque aún por encima, no le diera tiempo a aprenderse el papel. Ya no podía más. Estaba planteándose dejar el trabajo a pesar de la gran comprensión de su jefe. 
-¡Bella, al probador! - gritó una voz. 
¡Sí! Aquello acababa de pasar su límite. Se auto despedía. El problema era: ¿Dónde iba a trabajar ahora?
Marta Costa Gil (4º B)

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